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”Argentina después del Bicentenario: los liderazgos para el progreso”
Jueves 3 de Junio de 2010 – Marriott Plaza Hotel Buenos Aires

 

 

Mensaje de apertura de Diego Botana, Presidente del Encuentro Anual

 

Muy buenos días y bienvenidos al decimotercero Encuentro Anual de ACDE. Encuentro de amigos, para reflexionar en esta ocasión sobre los liderazgos necesarios para continuar construyendo nuestra nación. Encuentro que pensamos con los miembros de la Comisión organizadora: Eduardo López Rivarola, Luis Cedrola, Oscar Girola, Marcelo Paganini, Martín Otero Monsegur y Roberto Murchison, con la invalorable ayuda del staff de ACDE.

 

A tono con las nuevas tecnologías, el Encuentro será transmitido vía internet en vivo a todo el país y a otras ACDEs de Latinoamérica. Le damos la bienvenida entonces a quienes se encuentren conectados.

 

Como en otras ocasiones, nos acompañan también autoridades de la Asociación Empresaria Argentina, IDEA, Unión Industrial Argentina, AACREA, la Sociedad Rural Argentina, Red de Acción Política, Asociación de Bancos Argentinos, Fundación Impulsar y CIPPEC, así como el Señor Embajador de la República Oriental del Uruguay. A todos les damos la bienvenida a este espacio de encuentro y reflexión.

 

En nuestra región observamos el accionar de líderes que, vistos desde estas latitudes, parecen hacer de la moderación su lema y del desarrollo su objetivo. En Chile, su actual presidente construye a partir de lo ya hecho por sus adversarios políticos. En nuestra querida vecina Uruguay, los mandatarios edifican sobre los rudimentos esenciales que con visión de largo plazo, fueron levantando sus antecesores.

 

Estos muy breves ejemplos, además de generarnos algún sentimiento de melancolía, nos hacen reflexionar sobre la situación de nuestro país en este momento de festejos. El bicentenario nos encuentra con motivos para festejar y vale la pena destacar, aunque suene reiterativo, la vigencia de la república democrática y la presencia del Estado de Derecho. Un dato estadístico creo que nos ratificará su importancia: si tomamos el período 1910/1983 -73 años-, los ciudadanos argentinos gozamos de 26 años de sistema democrático pleno, 22 años de dictaduras, y otros 25 años de democracia limitada, sea por proscripciones, “fraude patriótico” u otros motivos. Vale decir, un 35% del tiempo fue de democracia plena. En octubre de 2010, en tanto, festejaremos 27 años ininterrumpidos de democracia plena. Hay razones para festejar en este contexto.

 

Justo también es decir que si bien hoy gozamos de una democracia que se traduce en instituciones y procedimientos, sabemos que su respeto no es total y tiene, sería necio negarlo, varias cuestiones pendientes que debemos resolver. Podemos percibir también un gran apoyo declamativo hacia las instituciones de la República, pero una mirada condescendiente –y hasta cómplice- en las pequeñas defecciones, violaciones e interpretaciones forzadas a nuestro sistema de normas.

 

Hoy, pues, disfrutamos de un sistema democrático que requiere profundización.

 

Volviendo a los líderes de la región, en oportunidad de opinar sobre Argentina en el Libro “Argentina 2010, Entre la frustración y la Esperanza”, Fernando Enrique Cardoso nos dice que nuestro sistema debe transformarse en “democracia sustantiva”, es decir, que eche raíces profundas en la sociedad y obtenga su alimento de una sociedad civil que disponga de una cultura cívica de participación, responsabilidad y debate .

El concepto de “democracia sustantiva” nos hace volver sobre los liderazgos. Aquí convenga distinguir la tarea de quien le compete –en un momento dado- liderar los destinos de una nación, de los demás referentes de una sociedad, que serán en definitiva los que contengan y enmarquen el ejercicio del poder por parte de quien haya resultado coyunturalmente elegido.

 

Sobre estos liderazgos de contención queremos reflexionar hoy, y pueden darse a todo nivel de la dirigencia, ya sea el empresario, el académico, sindical, religioso, del tercer sector, y –desde ya- en el ámbito político.

 

Si entendemos a la República democrática como aquel régimen que, entre otras cosas, limita el ejercicio del poder en protección de los derechos individuales y otorga las herramientas para acordar políticas de estado que pongan a la nación en la senda del progreso, con pisos de igualdad para todos sus habitantes en las materias más básicas del desarrollo humano, parece imprescindible que las características de participación, responsabilidad y debate estén presentes en estos líderes de contención.

 

Este ejercicio pide una verdadera convicción cívica, que permita hacer reales los límites y marcos que la República democrática establece para hacer realidad las metas de progreso plasmadas en el Preámbulo de la Constitución Nacional, que despertaba tanto entusiasmo cuando era recitado por Raúl Alfonsín en 1983.

 

Encarnar la vigencia de la “democracia sustantiva”, permitirá debatir de manera franca, responsable y participativa, consolidando aquellos temas a partir de los cuales podrá continuar construyéndose el destino de Argentina. Hoy, la ausencia de esta sustancia torna dificultoso el debate y da lugar al descrédito mutuo. En esta coyuntura, resulta sumamente compleja la construcción, y se promueve la confrontación.

 

Argentina presenta desafíos estructurales gigantescos, que por una razón u otra no quiso o no pudo resolver. El sistema federal y la coparticipación, el conurbano bonaerense, la exclusión que aumenta, la educación, la desconexión con el mundo y el rol de estado en la actividad económica, son sólo algunos de estos desafíos. Comenzar a pensar en ellos e intentar caminos de construcción, significa entrar en debates profundos, que den como resultado planes concretos de trabajo y acción.

 

Para tomar estos desafíos y encaminar sus soluciones, se precisan líderes que debatan, piensen en las próximas generaciones y renuncien a parte de su beneficio de corto plazo, en pos de un futuro mejor. Líderes que aporten a esa construcción, en la medida de sus posibilidades y en los distintos roles que ocupan en la sociedad.

 

El debate franco de ideas para resolver los desafíos estructurales de Argentina debe superar la dialéctica polarizante y dogmática que conocimos en un pasado no muy lejano. La democracia sustantiva significa responsabilidad, participación y debate, que dará como resultado la posibilidad de comenzar a resolver los desafíos estructurales de Argentina.

 

Termino con Cardoso, cuando en el mismo texto citado dice sobre Argentina: “No ha surgido hasta el momento líder o partido político, organización de masas o sector empresarial, liderazgo intelectual o moral que sea capaz de electrizar nuevamente la pugna política y despertar a la población para la búsqueda de días más gloriosos. Todavía hay tiempo” .

Que este Encuentro Anual, entonces, nos permita reflexionar sobre los liderazgos que transformen a nuestra democracia en sustantiva, para resolver los gigantescos desafíos estructurales que hoy se nos presentan.

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Muchas gracias.